«Para que algo sea especial, solo hay que creer que es especial»Leí hace poco en El País un artículo titulado "Comer en tiempos revueltos" en el que se reflexionaba sobre los cambios que el estrés generado por el confinamiento ha producido en nuestra alimentación. Por un lado están a los que se les ha cerrado el estómago, por otro los que comen como si no hubiera un mañana y también los que han descubierto el placer de la comida casera.
(Mr. Ping. Kung Fu Panda)
Los alimentos no son solo comida, están ligados a la afectividad, algo que la literatura refleja de maravilla, y son parte de nuestro universo personal.
En mi caso, el fin de semana es el momento en el que disfrutar de un pequeño dulce para celebrar el descanso y, por otro lado, mi estrés personal en estos días consiste en tener que hacer la compra en un establecimiento cerca de casa en el que apenas se puede elegir, así que me contento con estas cuajadas de chocolate amargo, Ale! que no es el momento de buscar pasta de kadaif ni agua de rosas... Como decía Mr. Ping, para que algo sea especial, solo hay que creer que es especial"... y tan rico.
Ingredientes
- ½ litro de leche entera o semi
- 50 gr de azúcar
- 39 gr de cacao en polvo
- ¼ de cucharadita de canela en polvo
- 1 cucharadita de vainilla (o azúcar de vainilla)
- 1 sobre de preparado para cuajada.
- Poner todos los ingredientes en el vaso y batir 10 segundos a velocidad 4.
- Programar 9 minutos a 90°C y velocidad 2.
- Verter en los vasos y dejar enfriar en nevera un mínimo de 4 horas.
- Nota: Según sea el tamaño del vado elegido, salen de 4 a 6 raciones.
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